En innumerables ocasiones hemos tenido la oportunidad de
ver, sobretodo en películas de cine y novelas escritas, las historias que
cuentan cómo sería y qué pasaría con los humanos supervivientes tras un evento
apocalíptico a nivel mundial. Ya sea tras una guerra nuclear sin precedentes,
un apocalipsis zombie o un evento natural de magnitudes extintivas para la
humanidad, lo cierto es que siempre hemos visto a estos supervivientes
ficticios hacer uso de innumerables vehículos a motor y buscar desesperadamente
combustible para hacerlos funcionar en los más recónditos lugares del planeta
(véaseMad Max, El libro de Eli o
la mítica saga Resident
Evil).
Dejando de lado las cinematográficas experiencias de estos
ficticios supervivientes y las posibilidades más que remotas de ser testigos de
un apocalipsis zombie o de una invasión extraterrestre, en la actualidad las
causas más probables de un evento apocalíptico a nivel mundial vendrían
derivadas de un hipotético conflicto termonuclear a gran escala (una III Guerra
Mundial) o más difícilmente de un desastre natural sin precedentes (tormenta
solar extrema, impacto de un asteroide contra la tierra, terremotos o
erupciones volcánicas de intensidad extrema, etc). Siendo realistas, estamos
inmersos en una crisis económica de repercusión mundial y contemplamos con
resignación la escalada de violencia en Oriente con múltiples gobiernos
implicados, que sin duda no deparan nada bueno para el futuro de nuestro
planeta.
Sin ánimo de ser alarmistas o catastrofistas e ignorando las múltiples conspiraciones, profecías, predicciones y demás visiones apocalípticas que se extienden como la pólvora a lo largo y ancho de la Red, en TodoMountainBike vamos a ver a lo largo de una serie de artículos una versión realista acerca de los efectos de un hipotético evento apocalíptico (como podría ser una guerra termonuclear a nivel mundial) y la forma de prepararnos ante tal situación, en la que las bicicletas asumen un papel muy importante y forman parte de esta Guía Básica de Supervivencia ante un posible evento de extinción masiva de humanos que, gritemos bien alto, nunca tengamos la desgracia de experimentar.
Las bicicletas, el medio de transporte más eficiente del
Día Después
Las bicicletas son, a día de hoy, los medios de
transporte más eficientes sobre la faz de la tierra, y probablemente lo
continuarán siendo durante muchos años más. No necesitan ningún tipo de
combustible para funcionar (salvo nuestra propia energía), ni tampoco de ningún
tipo de infraestructura preparada para circular (carreteras o autopistas).
Además, en el caso de las bicicletas de montaña, las ventajas se extienden
hasta más allá de donde acaban los núcleos urbanos, pudiendo desplazarnos por
la montaña de forma más o menos óptima sin mayores problemas.
En caso de estallar una hipotética guerra nuclear a nivel
mundial, las bicicletas asumirán un papel fundamental como medio de transporte
humano o de mercancías. En el mundo moderno en el que vivimos, la electrónica
está presente en la gran mayoría de productos cotidianos que utilizamos a
diario, que pueden variar desde un simple reloj de pulsera hasta el coche que
utilizamos para nuestros desplazamientos, por no hablar de la enorme cantidad
de servicios públicos o privados que dependen en gran parte de instalaciones
electrónicas para su funcionamiento (suministros de agua, de luz, de gas,
sistema de satélites, etc).
Es de suponer que en caso de conflicto termonuclear
mundial, el bando atacante inicie su ofensiva haciendo uso de los llamados ataques
de pulso electromagnético o EMP. Los pulsos electromagnéticos no afectan
directamente a los seres humanos pero producen daños irreversibles en toda
clase de infraestructuras, vehículos y aparatos que hacen uso de sistemas y
equipos electrónicos. El objetivo de un ataque EMP es muy simple y directo:
desconectar y destruir todos los sistemas de defensa, ataque o desplazamiento
del bando contrario para dar vía libre a un ataque masivo de bombas
nucleares, bombas convencionales y artillería del ejército invasor.
En caso de un ataque EMP, el único medio de transporte
eficaz que continuará funcionando pase lo que pase será la bicicleta. Y aún en
el caso de que no fuese así, debemos tener muy presente que probablemente las
estructuras necesarias para poder hacer uso de un vehículo a motor habrán sido
mermadas hasta el punto que resultará imposible abastecer de combustible
nuestro vehículo cuando éste se agote o circular por carreteras plagadas de
vehículos averiados entorpeciendo el paso. La solución más simple y eficaz
pasará por hacer uso de las bicicletas como medio de transporte en caso de
tener que desplazarnos hacia algún lugar menos peligroso.
Ante una catástrofe natural de proporciones
apocalípticas, el panorama se mostraría muy parecido. En caso de grandes
terremotos, erupciones volcánicas gigantescas o incluso de una tormenta solar
extrema, que al parecer podría tener efectos muy similares a los de un ataque
de pulso electromagnético, las bicicletas se presentan como la mejor
opción en caso de poder huir de las zonas más afectadas por las
hipotéticas catástrofes. Tenemos que pensar que, en caso de desplazamiento
masivo de la población, los atascos, accidentes y muchas otras situaciones
violentas o peligrosas impedirán y obstaculizarán el paso hacia lugares más
seguros, posiblemente causando la muerte innecesaria de un gran número de
personas.
Si echamos la vista atrás, recordaremos por ejemplo el
devastador terremoto ocurrido en Japón en el mes de Marzo de 2011. Dicho
terremoto, de magnitud 8,9 grados en la escala Richter, ha sido considerado
como el seísmo más violento jamás ocurrido en territorio nipón desde que
existen registros. El terremoto provocó un mortal tsunami que se adentró en la
costa provocando miles de víctimas muertas y/o desaparecidas y arrasando todo
tipo de infraestructuras a su paso, incluidas centrales nucleares de alto
riesgo. Dos de los gigantes del mundo del ciclismo, Giant y Shimano,
hicieron importantes donaciones de dinero, ropa y bicicletas para asistir a los
millares de personas afectados por la catástrofe natural y ayudar en las tareas
de rescate y asistencia.
Como podemos comprobar, el medio de transporte más eficaz
ante un posible evento apocalíptico de repercusión mundial sería la bicicleta.
Por ello, cada miembro de nuestra familia con la edad suficiente para
pedalear debería tener una bicicleta con capacidad para circular
fuera del asfalto entre sus pertenencias básicas, para poder desplazarse en
caso de emergencia extrema. En el supuesto caso de tener que transportar bebés
o mascotas, también resultaría obligatorio disponer de accesorios destinados a
tal finalidad, como pueden ser los carritos o remolques para bicicletas tan de
moda en los países del norte de Europa.
Artículo de http://www.todomountainbike.es/
Esta guía tiene cuatro partes las demás las podréis ver en
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