Un estudio de
la London School of Economics señala que cada ciclista ahorra 276 euros a la
sociedad en beneficios intangibles (sanidad, medioambiente y producción
laboral).
Este análisis
cuantifica por primera vez el éxito económico total de este sector en Reino
Unido, que aporta más de 3.800 millones de euros a la economía del país, lo que
supone un valor de casi 300 euros por cada ciclista.
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El doctor
Alexander Grous (miembro del Departamento de Gestión de London Shool of
Economics, LSE) habla de un “Producto Ciclo Bruto”, teniendo en cuenta factores
como la fabricación de las bicicletas, la compra de accesorios y el empleo
relacionado con el sector. El pasado año se vendieron un 28% más de bicicletas
al por menor, lo que sumó 3,7 millones a un precio medio de 560 euros. La
ventas de accesorios también supuso una contribución significativa, seguida por
los 638 millones obtenidos a través de las 23.000 personas empleadas en el
sector.
El aumento del “ciclismo urbano” conlleva una serie de beneficios para las empresas. Las personas que usan la bicicleta de forma regular se ponen enfermos 7,4 días al año frente a los 8,7 que no la usan. Esto supone un ahorro en la economía de 163 millones de euros al año en absentismo.
Grous
encontró que durante un período de diez años el valor presente neto de los
ahorros de costos a la economía podría elevarse a dos millones de euros. Un
aumento del 20% en los ciclistas en 2015 podría ahorrar al Servicio Nacional de
Salud cerca de 66 millones en costes sanitarios. Además, supondría unos
beneficios potenciales asociados a la reducción de la congestión debido al
tráfico y, por tanto, de la contaminación.
Tras analizar
los resultados de este estudio, Grous manifestó que “la buena noticia es que
los factores estructurales, económicos, sociales y de salud parecen finalmente
haber creado un verdadero cambio radical en el sector ciclista en Reino Unido.
El crecimiento de la participación del que hemos sido testigos en los últimos
años se siente como una tendencia sostenible por primera vez. Con el fin de
aprovechar este impulso y seguir el ejemplo, en términos de participación, de
países como Dinamarca y los Países Bajos, ahora es esencial que la industria se
centre en la conversión de aquellos ciclistas de ocio en usuarios regulares”.
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